La historia sigue viva.

Esta es la historia de una mujer en el final de los cuarenta que vuelve a encontrar el amor cuando lo había desterrado para siempre.

No es un amor otoñal como cabía esperar y haría de ésta una historia previsible. Es al amor adolescente que entra en la vida sin llamar.

Lleno de pasión y confianza ciega. Cargado de complicidad y suspiros lanzados al aire.

Lo que iba a ser el Blog más corto de la historia va camino de convertirse en el Blog más largo de la historia.

Esta historia es real y lo sé porque es mi historia.

domingo, 24 de febrero de 2013

Perdona amor



Perdona amor si no sé como explicarte todo lo que siento. Busco fórmulas y palabras que diseño en hojas de papel porque cuando te miro a los ojos mis labios se paralizan, mi garganta se queda seca y sólo puedo bucear en tu interior intentando averiguar cuanto me quieres. Tendría que encontrar la forma de poder decírtelo al oído para que tu confianza en mi sea instantánea y esta tardanza no te mate y te deje coronar la cima, sentarte y disfrutar de las vistas.

Perdona amor si me siento insegura al mostrarme desnuda ante ti. Busco la manera de borrar mis defectos y darte toda la belleza que hay en el mundo en un solo cuerpo para que no tengas que buscar más, para que no quieras encontrarte con otros brazos que no sean los míos. Dibujo en los espejos el talle, la cintura y las caderas perfectas para el amor, imaginando estar hecha de una materia que no puedas nunca rechazar.

Perdona amor si no logro estar a tu lado cuando más lo necesitas. Busco alas en mi espalda cada vez que me levanto por la mañana y cada vez que me acuesto en esta cama vacía de ti. Intento volar montada en cada una de las nubes que veo pasar por mi ventana y subirme a lomos de cada ráfaga de viento para llegar a ti y cuando no lo consigo, grito tu nombre al firmamento con la esperanza de que me oigas cantarte mi amor.

Perdona amor si he vuelto tu vida del revés. Busco tela y tijeras para cortarte un patrón en el que te puedas refugiar de toda tormenta, de toda tempestad. Y cuando entran las aguas por cualquier esquina, corro rápida a por hilo y aguja para reparar la brecha y que tu calma no se altere amor mío. Y en una de éstas, lograré ser la costurera más habilidosa de todo el reino.

Perdona amor por quererte tanto y dejar que me domine una posesión egoísta que no dejará que te vayas de mi lado.
Perdona amor por amarte con pasión cuando puedas necesitar ternura o amarte con ternura cuando puedas necesitar pasión.
Perdona amor por hacer de ti mi vida sin querer respirar otro aire que no huela a ti ni alimentarme de algo que no seas tú.
Perdona amor por no querer besar otros labios, ni sentir otra piel, ni mirar otros ojos, ni escuchar otra voz.

Perdona amor por haberme enamorado de ti.

Mal soneto de una gran pasión


domingo, 17 de febrero de 2013

Ven a dormir conmigo. No haremos el amor, él nos hará.



Rayuela. Capítulo 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca,

voy dibujándola como si saliera de mi mano,

como si por primera vez tu boca se entreabriera,

y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar,

hago nacer cada vez la boca que deseo,

la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara,

una boca elegida entre todas,

con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara,

y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu

boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.


Me miras, de cerca me miras,

cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope,

nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan,

se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran,

respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente,

mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes,

jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene

con un perfume viejo y un silencio.

Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo,

acariciar lentamente la profundidad de tu pelo

mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces,

de movimientos vivos, de fragancia oscura.

Y si nos mordemos el dolor es dulce,

y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento,

esa instantánea muerte es bella.

Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura,

y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.


Julio Cortázar



sábado, 16 de febrero de 2013

Las palabras brotan. Las penas desaparecen. Las dudas se evaporan



Alguien le quitó el polvo a aquel viejo reloj y volvió a relucir como si fuera de oro.
Hace treinta años te quedaste con unas partes muy especiales de mi, de las cosas que más valoro: ternura, cariño y amor.
Aunque escribiera la carta más larga del mundo, no creo que fuese capaz de decirte todo lo que pasa por mi cabeza y mi corazón.
Mañana te llevas otro pedazo igual, con la misma frescura en esos sentimientos que, aunque ya conozcan años pasados, para nada están gastados..no...nunca entre tu y yo.

Ten presente que contigo, siempre estaré yo.
Conmigo estás. Te quiero amor.
Constantemente quisiera estar entre tus brazos...
¡Desearía tanto estar entre esos brazos!
¿Cómo negarme que te quiero?
No sabía todo lo que te necesitaba hasta que te tuve otra vez.
Te quiero y no me lo puedo creer.
Si me quieres, nunca dejes de repetírmelo.

En este momento mi cuerpo te echa de menos y mi alma se muere por verte.
Lo único que quiero es pasar horas cubriéndote de besos y de caricias y que tu cuerpo se abrace al mio hasta la extenuación.
Te quiero amor. Cuando cierres los ojos piensa que estoy ahí besándote, abrazándote.

No puedo...No debo...no quiero olvidarte.
Me pregunto si no estarías ahí desde siempre y simplemente viniste a reclamar tu espacio.
¿Cómo puede uno escapar o negar los sentimientos?
Haces una pregunta a la que no sé responder.
¿Te dije que te quiero? Te quiero amor.
Eso va a ser que me quieres...


Sientes amor?
¡Claro! Siempre te he querido.
Mi deseo es que aquél amor que tuviste sea el amor que tenemos.
A veces, me pregunto si esto es un sueño...
No creí que volvería a sentir así nunca más.
No termino de creerme que esté hablando así contigo.

¡Tengo ganas de hacer tantas cosas contigo!
Ya me lo contarás al oído.
Sonríes igual, besas igual, abrazas igual, caminas por la vida igual y pensé que nunca volvería a recuperar eso.
Entre tu y yo, siempre habrá algo susceptible a "prenderse" como la llama y el aire.

Tengo ganas de abrazarte y besarte y cogerte la mano y acariciarte y desnudarte...
Lo primero será abrazarte y llenarte de besos hasta que me grites que pare.
Eso nunca pasará.

Me encanta poder reír contigo.
Siento como si estuviera en una nube.
Me gustaría poder congelar esta imagen tuya hasta que me diese tiempo a llegar a tu lado y besarte y abrazarte
La ilusión y el amor están ahí y son así de caprichosos.

Te quiero amor.
Y yo vida mía.
Creo que no nos va a hacer falta muchas palabras
Me parece que ninguna.

¿Come stai, cosa fai, come vive senza me?
Echándote de menos. Deseando que los días pasen rápido hasta verte.
Te quiero mi niña, y ya lo irás comprobando.
Lo único que me apetece es cerrar los ojos para volver a verte.
Tendremos ocasiones para amarnos cuanto queramos,estoy seguro.

Te quiero como quiere una persona enamorada, confiando en ti y en la vida.
Yo siempre te he querido aunque nunca más nos volviéramos a ver.

Sé que te quiero y lo sé de una forma tan fehaciente que me sorprende no haberlo sentido así cuando eramos adolescentes.
Amo ese recuerdo contigo y atesoro cuantos besos y abrazos puedo recordar contigo.

Mi sueño sería estar ahí para caer entre tus brazos.
Para quererte como te quiero, no alcanzan todos los días del año.
Y eso hace que mi amor aumente, eso y otras muchas cosas más.
Necesito mirarte a los ojos y ver hasta dónde te puedo llegar a amar.

¿Estás ahí?
Un poco si, pero parte de mi corazón está contigo.
Debe ocupar la parte de corazón que se quedó pegada al tuyo.

Te quiero amor.
Y yo a ti tesoro.


domingo, 10 de febrero de 2013

Y mi alma en tus labios



El beso es la acción y efecto de besar. Puede que esta vez, alguien haya podido definir lo que siento en los besos que nos hemos dado mi niño soldado y yo.
En esta ocasión sólo han podido dar una definición, desechando las coloquiales que normalmente diluyen el sentido de la palabra.

Tocar u oprimir con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia.

Todo está mal. Nada hay que se corresponda con la realidad. Quien haya dado esta definición jamás amó, nunca besó.

¿Tocar? Nuestros labios no se tocan, se fusionan intercambiando adn en un lento frenesí aunque suene a contradicción. Tal es el intercambio de moléculas que en un momento dado no sé donde empiezan mis labios y terminan los suyos. Creo que se hacen uno y entonces es imposible separarse sin una cirugía traumática.
¿Oprimir? ¿Se han vuelto locos? En esta historia no hay oprimido ni opresor, presionado o presionador. Nuestras bocas son como el hierro y el imán, nadie sabe cual es la parte que inicia el camino de atracción, la única verdad es que sólo una fuerza superior a ellos mismos es capaz de separarlos.
¿A impulso del amor o del deseo? ¡Qué barbaridad! Si tenía alguna duda sobre que el autor jamás amó o fue amado, ahora se certifica. Amor y deseo, deseo y amor van unidos entre mi niño soldado y yo. Cuando nuestros labios imantados se hacen uno, el amor y el deseo se unen sin querer separarse hasta que el deseo quede saciado y el amor lo inunde todo.

Dicen que el amor cambia con los años, que el deseo y la pasión dejan paso a otras cosas que ni sé lo que son ni lo quiero saber. Yo digo que no pueden estar más equivocados y que si un día, al mirar a su amado, no sienten el deseo irresistible de besarle, abrazarle y hacer el amor, es que algo se rompió si alguna vez lo hubo.

Sus besos son plenos y entregados.
Sus besos son calientes y llenos de mensajes.
Sus besos son tiernos y apasionados.
Sus besos me suben al cielo y no me dejan caer.
Sus besos, son sus besos los que quiero.

Y mi vida entre tus brazos



El abrazo es la acción de abrazar. Han sido tan intensos los abrazos de mi niño soldado que debo saber más, necesito saberlo todo.
Me sorprendo de los numerosos significados que encierra esta palabra, sin recordar que el idioma español se caracteriza precisamente por esto.

Ceñir con los brazos. Podría ser ésta. Los abrazos han sido tan fuertes que la intención era ceñirnos el uno al otro, no despegarnos jamás. Aún así, se queda terriblemente corta.
Estrechar entre los brazos en señal de cariño. Así hubiera sido si los abrazos no hubieran venido acompañados de besos apasionados y sentimientos imposibles de cuantificar. Tampoco me vale ésta.
Rodear, ceñir. Sigue quedándose corto e inexacto. ¡Cómo me gustaría haberlo rodeado, no con mis brazos, si no en un círculo de amor del que nunca pudiera salir! Después podría ceñirlo y pegarlo a mi alma para que conmigo viniera a todas partes.
Dicho de una planta trepadora: Dar vueltas al tronco de árbol al que se adhiere. ¿Quién es la planta y quién el tronco? No existe esto entre nosotros. Damos vueltas mutuamente en un vals imaginario de un pentagrama nunca escrito. A veces soy la planta, a veces el tronco y constantemente los papeles se invierten y revierten buscándose de forma apasionada, con amor.
Comprender, contener, incluir. He aquí la más certera de todas las definiciones. Estoy segura de que cuando la escribieron no sopesaron el peso de las palabras. Comprenderse el uno al otro, comprender sus sentimientos, sus deseos y sueños siendo capaces de contenerlos para que no se alejen e incluirlos en sus vidas. Tres palabras necesitaron para poder acercarse a su definición y ni con veinte más llegarán a completarla. Tal es la intensidad de los abrazos entre mi niño soldado y yo que nunca existirá palabra que lo pueda describir.

Tantos han sido los abrazos dados que nadie hubiera podido llevar la cuenta.
Tan cargados de emociones que no hay recipiente conocido que los pueda encerrar.
Tan fuertes que las contrariedades se debilitaban en forma proporcional a los abrazos dados.
Tan dulces que no podía separarme pidiendo más y más.
Tan llenos de deseo que no sé como fuimos capaces de controlarlos.
Tan nuestros que son únicos e irrepetibles y nadie más podrá darlos o recibirlos.
Tan acompañados de besos eternos que toda vez que me recreo en ellos, guardándolos celosamente del mundo, pienso en el significado de la palabra beso.

martes, 5 de febrero de 2013

Un beso son dos besos



Le besó. Ella le besó y no se puede creer su atrevimiento y el riesgo que corre de no volver a verle nunca más. Era la segunda vez en su vida que hacía algo así, besar en un impulso incontrolable. La primera vez había sido con él hace más de treinta años. Desconoce que demonios sucede entre ellos que cuando están juntos nada más importa, ni siquiera quedar en evidencia y mostrarle su debilidad.

Le besó. Él correspondió sin despegarse, sin querer alejarse. Con toda seguridad su cabeza está llena de preguntas sin respuestas pero no lo demostró. Sus labios tocaban los de ella, suavemente, sin presionar, como si no terminara de creer lo que está pasando. Piensa que donde hubo fuego quedan rescoldos y que sólo era cuestión de tiempo que algo así sucediese.

Le besó. Para sorpresa de ella, cuando quiere alejarse es él quien retoma la iniciativa y la besadora pasa a ser besada. Un minuto antes estaba dispuesta a desaparecer de su vida tras el beso, asumiendo que era el precio que debía pagar por vivir unos segundos de gloria. Ahora él une sus labios a los de ella, sin prisa, complaciéndose con el momento.

Le besó. Él estuvo toda la mañana a su lado sin acercarse, sin permitir el más mínimo roce entre ellos. Hablan y sus miradas están cargadas, henchidas de amor prohibido sin resolver y abrazos que nunca se darán. Ella toma conciencia de la distancia impuesta por él y asume su buen juicio compartiendo la responsabilidad de alejarse, aunque la tristeza que siente empieza a ser una carga muy pesada y difícil de manejar.

Se besaron con ganas acumuladas, con la dulzura y entrega de antaño, como dos adolescentes, como si nunca antes se hubieran besado y cuando ella se aleja corriendo para no llorar, él se queda pensando si lo sucedido es cierto y cuanto dolor provocará.

Se besaron con besos nuevos con sabor a viejos como los que se daban cuando él era un niño soldado con boina verde tan verde como sus ojos verdes y ella la niña que le esperaba impaciente a la salida del cuartel.

lunes, 4 de febrero de 2013

Dos noches y un día



Estaba sentada al borde de la cama intentando no pensar mientras me calzaba las deportivas. Muchas veces, entre lo que intentamos y lo que logramos hay una distancia que va más allá de este universo.

Han pasado dos noches y un día desde el reencuentro con mi niño soldado. Los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones se agolpan en una sopa de letras imposible de descifrar. Sé que no debo sentir, pero ¿quién es capaz de dominar sus sentimientos? Ha sido algo que nunca se me ha dado muy bien. Lo único que puedo hacer es comportarme y caminar dentro de la senda de las normas establecidas. Esto sí que ya lo tengo dominado... o casi.

Cuando nos despedimos, hace dos noches y un día, tuve la sensación de que no era la única que sentía como le amputaban un miembro, pero esto no me da derecho a poner patas arriba la vida de mi niño soldado. El reencuentro ha sido tan hermoso, tan fluido y lleno de complicidad que no voy a estropearlo. No señor. No voy a hacerlo.

Ignoro a donde vamos. Lo único que sé de esta cita (¿por qué lo llamo cita si quedamos en que me iba a comportar?) es que me viene a buscar en coche y debo calzar deportivas. Estoy ansiosa, seguro que es por la sorpresa del destino sin que tenga nada que ver el deseo de olerle, sentirle cerca, besarle, abrazarle...

Me pongo de pie y me miro al espejo. Ya estoy lista. Peinada, vestida, calzada y con los sentimientos encerrados en una caja que alguien tiró al fondo del mar. No se puede estar más lista.

Espero en la calle su llegada y le veo venir puntual. Me sonríe y para, esperando a que me suba y tenga el cinturón colocado. Le digo hola, le miro a los ojos y quedo paralizada porque no sé si darle un beso en la mejilla o en los labios.

Me pregunto quien putas habrá encontrado la cajita en el fondo del mar. No tiene gracia que la haya abierto. Ninguna gracia.


Dos noches y un día para encontrarme como al principio... muerta de amor.






domingo, 3 de febrero de 2013

Por una canción, que no daría porque me cantaras al oído una canción



Ella esperaba en la barra mientras bebía una copa de champagne y pensaba en su niño soldado.
Hacía más de veinticinco años que no se veían y hoy iban a reencontrarse. Era imposible no recordar la canción de Aute: ♪Cuéntame como te encuentras, aunque sé que me responderás muy bien ♪.

Por esas casualidades del destino habían recuperado el contacto de una forma tímida pero constante. Se enviaron un email, aportaron algún dato de sus vidas y se siguieron en una red social.
Ella devoró con avidez todas las fotos en las que él aparecía y se sorprendió al topar con una foto de su niño soldado con boina verde, tan verde como sus ojos verdes, cuando lo conoció. Algo se movió en su interior y lo achacó a los efectos de la nostalgia. ♪Fue en ese cine, ¿te acuerdas?, en una mañana al este de Edén,

En las imágenes de su madurez hubo algo que todavía la sorprendió más. Los ojos verdes de su niño soldado se estaban haciendo marrones otra vez. No era un cambio radical y es probable que ni él mismo lo hubiera notado. Se trataba de pequeños puntos marrones sobre un fondo verde. Esto hizo que sonase una voz de alarma por como se encontraría su niño soldado, pero no le hizo caso pensando que quizás por esta vez, aunque sólo fuera por una vez, su alarma se equivocara. ♪Ten, esta foto es muy fea, el más pequeño acababa de nacer.

Empezaron un juego inconsciente a través de la música. A las primeras canciones hermosas pero sin mensaje que subían a la red, se sucedieron aquellas que escuchaban en su juventud y terminaron con las que se cantaban al oído. Con trabajo, se convenció de que eran casualidades y no debía darle más importancia. ♪James Dean tiraba piedras a una casa blanca, entonces te besé

Ahora ella estaba ahí, de pie, esperando a que su niño soldado llegara mientras en su cabeza sólo sonaba música, cuando oyó su voz. Se giró y sintió como su corazón se volvía del revés hasta marearse. Al besarse en la mejilla su piel volvió a ser el mejor de los manjares y su olor el mejor de los vinos. Aún mareada y sin saber como manejar toda esa explosión de sentimientos, en su cabeza sólo sonaba Aute:

Fue en ese cine, ¿te acuerdas?,
En una mañana al este de Edén,
James Dean tiraba piedras
A una casa blanca, entonces te besé.
Aquélla fue la primera vez,
Tus labios parecían de papel,

sábado, 2 de febrero de 2013

Mi niño soldado.





Mi niño soldado tenía los ojos marrones.
Eran unos ojos llenos de vida y dulzura pero él sentía que no eran suyos.

Mi niño soldado cedía su asiento en el autobús a quien lo necesitara. Así se lo habían enseñado y así debía ser. Creía en Dios, en el cielo y en la bondad de las personas.

Mi niño soldado quería ser el más bueno de los niños soldado. Jugaba a ser astronauta para pisar la luna y tenerla entera para él. Jugaba a indios y vaqueros soñando con ser el héroe de la película del sábado por la tarde. Jugaba a la guerra y en su campo de batalla nunca había bajas. Nunca.

Mi niño soldado cantaba porque era feliz y era feliz porque cantaba. No soportaba las injusticias y muchas veces sus ojos marrones se habían llenado de impotencia e indignación.
Y lloraba. Mi niño soldado reía cuando había que reír y lloraba cuando había que llorar. Los soldados también sienten y eso le hacía más soldado.

Mi niño soldado sabía que el universo no funcionaría sin él y por eso se consideraba importante. Era parte de la maquinaria de la vida y su bandera de la verdad le hacía invencible.

Mi niño soldado podía leer la parte oculta de las palabras de los mayores. Eso le convertía en General. Era un don que no tenían otros niños soldado y que les hacía vulnerables.

Mi niño soldado crecía y con él el número de lloros e impotencias. Empezó a cuestionarse la autoridad y el buen hacer de aquellos que debían enseñarle a caminar en la senda correcta. Y entonces, mi niño soldado, se hizo autodidacta.

Por estas y otras cosas, mi niño soldado consideraba que no era como los demás y que sus ojos no tendrían que ser marrones, tan corrientes. Por algo dicen que los ojos son el espejo del alma y su alma sería muchas cosas, pero para nada era vulgar.

Mi niño soldado decidió que tendría los ojos verdes. Como una letanía repetía todos los días la misma oración: Quiero tener los ojos verdes, quiero tener los ojos verdes...

Cuando conocí a mi niño soldado era como una flecha que volaba libre buscando clavarse en el corazón de su amada. Su voz de hombre y su cuerpo de hombre nada tenían que ver con su mirada, dulce y entregada. Todo era auténtico en sus palabras y en su amor. Sus besos dulces y abrazos eternos se parecían al amanecer y cuando cantaba a tu oído el tiempo se paraba y los sufrimientos desaparecían.

Cuando conocí a mi niño soldado ya tenía su boina verde.
Tan verde como sus ojos verdes.