La historia sigue viva.

Esta es la historia de una mujer en el final de los cuarenta que vuelve a encontrar el amor cuando lo había desterrado para siempre.

No es un amor otoñal como cabía esperar y haría de ésta una historia previsible. Es al amor adolescente que entra en la vida sin llamar.

Lleno de pasión y confianza ciega. Cargado de complicidad y suspiros lanzados al aire.

Lo que iba a ser el Blog más corto de la historia va camino de convertirse en el Blog más largo de la historia.

Esta historia es real y lo sé porque es mi historia.

domingo, 30 de junio de 2013

Tú y yo somos nosotros



Deseo que cuando busques una amiga, me encuentres a mí.
Ser “tu persona” en la misma medida que tú eres “mi persona. Que tengas claro que estaré ahí siempre que lo necesites y que apoyarse en un hombro amigo no es un síntoma de debilidad. Rascar tu espalda, quitar esa mancha de chocolate de tu boca, pasear a tu lado, cantar contigo o simplemente acompañar tu silencio con el mío.


Deseo que cuando busques una compañera, me encuentres a mí.
Mis oídos, mis ojos, mis manos tuyos son. Mis pensamientos divagan en primera persona del plural y tu dolor o alegría, nuestros son. Que en este recorrido seamos capaces de levantar y retirar las piedras y que al sentarnos al borde de cualquier acantilado, sean cuatro los ojos que contemplen el atardecer.


Deseo que cuando busques una amante, me encuentres a mí.
Regalarte caricias, sentir tu piel contra la mía y dejar volar nuestra imaginación. Recorrer tu cuerpo con los dedos, con los labios, con la mente... Besarte como nunca te han besado, abrazarte como nunca te han abrazado. Suspirar, reír y amar sin límites ni reglas mientras nos miramos a los ojos y hacemos de la comunión algo tan sagrado e íntimo que nada ni nadie más cabe.


Deseo que cuando busques una cómplice, me encuentres a mí.
Ser la confidente de tus secretos y el recipiente donde deposites sueños y sentimientos. Ofrecerte mi oído cuando piensas en voz alta o recoger tus lágrimas cuando deseas llorar. Abrir los brazos cuando corres a mi encuentro y calentar tu corazón entre las manos.


Deseo que cuando busques sentirte vivo, me beses en los labios y me tomes de la mano para disfrutar de las vistas (allá en la cima, allá en los valles, allá en el mar, allá en los ríos) mientras hacemos camino y me hago tuya, más aún si cabe, en cada paso de esta vida que no es tuya ni mía... es nuestra.